Las durezas y los callos son problemas comunes que, si no se tratan a tiempo, pueden causar dolor y molestias al caminar. En este artículo te explicamos cómo prevenir su aparición, qué hábitos pueden empeorar la situación y qué tratamientos podológicos son los más eficaces para eliminarlos. Sigue estos consejos para mantener la piel de tus pies suave y sin dolor.
¿Qué son las durezas y los callos?
Las durezas y los callos son áreas de la piel que se engrosan debido a la fricción y la presión constante. Aunque ambos problemas suelen aparecer en los pies, también pueden formarse en las manos u otras áreas del cuerpo expuestas a estas condiciones.
- Durezas: Son zonas más amplias y planas de piel endurecida que suelen formarse en la planta del pie, especialmente en el talón o debajo de los dedos. No suelen ser dolorosas al principio, pero si se engrosan demasiado, pueden volverse incómodas.
- Callos: Son áreas más pequeñas y concentradas de piel endurecida, generalmente con forma circular. Aparecen en los puntos de mayor presión, como el lateral de los dedos. A menudo son más profundos que las durezas y, por lo tanto, pueden ser más dolorosos.
La principal causa de su aparición es la presión prolongada o repetida en la misma zona, ya sea por usar calzado inadecuado, caminar descalzo sobre superficies duras o realizar actividades que generan mucha fricción en los pies.
Consejos para prevenir su aparición
Prevenir las durezas y los callos es posible si adoptas una serie de hábitos saludables para el cuidado de tus pies. Aquí te dejamos algunos consejos prácticos:
- Elige un calzado adecuado
El uso de zapatos mal ajustados o que no permiten que los pies respiren adecuadamente es una de las causas principales de la formación de durezas y callos. Es recomendable optar por zapatos cómodos, con suficiente espacio para los dedos y que ofrezcan un buen soporte. Evita los zapatos de punta estrecha o los tacones altos de uso diario, ya que concentran la presión en zonas específicas del pie.
- Hidrata tus pies diariamente
La hidratación es clave para evitar que la piel se vuelva seca y propensa a endurecerse. Utiliza una crema hidratante específica para pies, que contenga urea u otros ingredientes humectantes. Aplica la crema cada noche antes de acostarte para mantener la piel flexible y evitar que se agriete.
- Mantén una buena higiene podal
Lava tus pies a diario con agua tibia y jabón neutro, y sécalos completamente, prestando atención entre los dedos para evitar la acumulación de humedad, que puede causar otras afecciones como hongos. Una correcta higiene ayuda a prevenir infecciones y mantiene la piel de tus pies en buen estado.
- Realiza exfoliaciones regulares
Exfoliar la piel de tus pies una o dos veces por semana ayuda a eliminar las células muertas y previene la formación de capas de piel endurecida. Puedes hacerlo con una piedra pómez o un exfoliante específico para pies. Este hábito es fundamental para mantener la piel suave y libre de engrosamientos.
- Utiliza plantillas ortopédicas si es necesario
Si notas que la presión sobre ciertas partes de tus pies es constante, como en los arcos o en los talones, considera usar plantillas ortopédicas. Estas distribuyen el peso de forma uniforme, aliviando la presión en las zonas más propensas a formar durezas y callos.
Tratamientos podológicos para eliminarlos
Si ya tienes durezas o callos y no logras eliminarlos con cuidado en casa, es importante acudir a un podólogo para evitar que el problema empeore o derive en infecciones. Los tratamientos podológicos son rápidos, eficaces y mucho más seguros que intentar eliminar las durezas por ti mismo con utensilios inapropiados.
- Tratamiento profesional
El podólogo se encargará de eliminar las durezas y callos de forma segura, utilizando herramientas especializadas para retirar el exceso de piel sin causar daño a la piel sana. Este procedimiento es indoloro y ofrece alivio inmediato.
- Recomendaciones de cuidado posterior
Después del tratamiento, el podólogo puede recomendarte cremas específicas para prevenir la reaparición de durezas y mantener la piel de tus pies suave. También puede sugerirte cambios en el calzado o plantillas para corregir la postura y evitar que la presión siga afectando a las mismas áreas.
- Visitas periódicas al podólogo
Si eres propenso a la formación de durezas o callos, programar visitas periódicas a tu podólogo puede ayudarte a mantener tus pies en perfecto estado y a prevenir problemas futuros. Una revisión cada pocos meses permitirá un control más efectivo de la salud de tus pies.